La Conferencia General de la UNESCO un 15 de noviembre de 1995 aprueba la propuesta de conmemorar el “Día del Libro y el Derecho de Autor”. Dicha propuesta fue presentada por la Unión Internacional de Editores, en consecuencia a partir del año 1996 se comienza a celebrar internacionalmente. Se elige esta fecha, el "23 de abril” tan simbólica para la literatura universal para rendir un homenaje mundial al libro y a sus autores, y alentar a todos, a descubrir el placer de la lectura y respetar la irreemplazable contribución de los creadores al progreso científico, social y cultural.
Podemos decir del libro que en si mismo simboliza el conocimiento, la ciencia y la sabiduría por excelencia, además de afirmar que simboliza el universo, por todos los mundos que crea.
Fundamentalmente el libro es humano, pues es creado a la imagen y semejanza del Hombre. Siguiendo y para fraseando a Ortega y Gasset en su conferencia: “El Mito del Hombre allende la Técnica”: Diremos que el Hombre fue el primer animal que se encontraba dentro de sí, que se ha entrado en sí mismo. En consecuencia se encuentra frente a dos mundos, uno que traía y compartía con los demás animales, los instintos, y sus fantasías, que le eran propias. Y son estas fantasías, las que dan origen al libro, ya sea que su contenedor sean tablillas de arcilla, usadas en Mesopotamia; la seda usada en China; el Papiro y el Pergamino usado en Egipto, Roma y Grecia; y luego vino el papel usado en todo el orbe que comparte, hoy, junto a los formatos digitales el privilegio de contener las fantasías de aquel animal que desvió su atención desde fuera hacia dentro.
Cuando plantamos un árbol hundimos su raíz en la tierra con nuestras manos, de esta manera contribuimos a un milagro. Asimismo, los libros echan raíces en nuestro interior, ya sea que surjan de nuestras propias manos o de manos amigas/desconocidas. Ya se trate del libro o del árbol, ambos, nos dan sombra y cobijo, nos salvan de la aridez y de las inclemencias, crean universos nuevos, mundos distintos y complejos que se abren, o más bien florecen dentro de nosotros, nos dan bosques por donde aventurarnos, nos dan refugios desde donde meditar, desde donde soñar.
Sin lugar a dudas el libro, ese instrumento/objeto singular de la cultura, de la educación, de la participación, de la comunicación y del esparcimiento, por su contribución a la creación y preservación de la urdimbre educativa, cultural y económica de nuestras sociedades, desempeña funciones múltiples y fundamentales.
El libro es ingenioso, perfecto y perdurable. Perdurable porque se puede borrar de los PCs, de los Ebook, de los Smartphone, de los Ipad, y de los Iphone. Porque se puede destruir, quemar, ya sea en los patios de las casas o en las chimeneas, o en las grandes avenidas como queda demostrado en la historia. Pero siempre lo vamos a resucitar, siempre va a volver, ya sea a nuestros anaqueles, a nuestras bibliotecas o a las grandes alamedas.
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